Con este blog se pretende tener un contacto sincero con Dios y los hermanos. Daros puntos de reflexión, oración e información. Un vehículo humilde de extensión de nuestra fe, a la vez que un modo de conocernos mejor y acercar nuestras parroquias a vuestros hogares, a vuestra vida. Este blog interparroquial está abierto a todos vosotros, con el único fin de crecer en el seguimiento de Jesús.

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ENTRADAS



Solemnidad del Sagrado Corazón de María

Esta fiesta está íntimamente vinculada con la del Sagrado Corazón de Jesús, la cual se celebra el día anterior, hoy viernes. Ambas fiestas se celebran, viernes y sábado respectivamente, en la semana siguiente al domingo de Corpus Christi. Los Corazones de Jesús y de María están maravillosamente unidos en el tiempo y la eternidad desde el momento de la Encarnación. La Iglesia nos enseña que el modo más seguro de llegar a Jesús es por medio de María. Por eso nos consagramos al Corazón de Jesús por medio del Corazón de María.
La fiesta del Corazón Inmaculado de María fue oficialmente establecida en toda la Iglesia por el papa Pio XII, el 4 de mayo de 1944, para obtener por medio de la intercesión de María "la paz entre las naciones, libertad para la Iglesia, la conversión de los pecadores, amor a la pureza y la práctica de las virtudes". Esta fiesta se celebra en la Iglesia todos los años el sábado siguiente al segundo domingo después de Pentecostés.
Después de su entrada en los cielos, el Corazón de María sigue ejerciendo a favor nuestro su amorosa intercesión. El amor de su corazón se dirige primero a Dios y a su Hijo Jesús, pero se extiende también con solicitud maternal sobre todo el género humano que Jesús le confió al morir; y así la alabamos por la santidad de su Inmaculado Corazón y le solicitamos su ayuda maternal en nuestro camino a su Hijo.
Entreguémonos al Corazón de María diciéndole: "Llévanos a Jesús de tu mano! ¡Llévanos, Reina y Madre hasta las profundidades de su Corazón adorable! ¡Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros! 


Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús

Hoy celebramos la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, desde que se meditaba el costado y el Corazón abierto de Jesús, de donde salió sangre y agua. De ese Corazón nació la Iglesia y por ese Corazón se abrieron las puertas del Cielo.
La devoción al Sagrado Corazón está por encima de otras devociones porque veneramos al mismo Corazón de Dios. Pero fue el propio Jesús que, en el siglo XVII en Paray-le-Monial, Francia, solicitó, a través de una humilde religiosa, que se estableciera definitiva y específicamente la devoción a su Sacratísimo Corazón.
En efecto, el 16 de junio de 1675, Jesús se le apareció a Santa Margarita María de Alacoque. Su corazón estaba rodeado de llamas de amor, coronado de espinas, con una herida abierta de la cual brotaba sangre y, del interior de su corazón, salía una cruz. Santa Margarita escuchó a Nuestro Señor decir: "He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres,  y en cambio, de la mayor parte de los hombres no recibe nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este sacramento de amor".
Con estas palabras Nuestro Señor mismo nos dice en qué consiste la devoción a su Sagrado Corazón. La devoción en sí esta dirigida a la persona de Nuestro Señor Jesucristo y a su amor no correspondido, representado por su Corazón. Dos, pues son los actos esenciales de esta devoción: amor y reparación. Amor, por lo mucho que Él nos ama. Reparación y desagravio, por las muchas injurias que recibe sobre todo en la Sagrada Eucaristía.
La devoción al Corazón de Jesús, no solo se ajusta enteramente a los requisitos mencionados en el documento del Concilio Vaticano II concerniente a la liturgia, sino que, además, se encuentra enraizada en la entraña del mismo Evangelio, de donde proceden todos aquellos ideales, actitudes, conductas y prácticas fundamentales, definitorias del auténtico cristianismo y peculiares del culto cristiano.
En este sentido, la devoción al Corazón de Jesús está totalmente de acuerdo con la esencia del Cristianismo, que es religión de amor. Ya que tiene por fin el aumento de nuestro amor a Dios y a los hombres. No apareció de repente en la Iglesia, ni se puede afirmar que daba su origen a revelaciones privadas. Pues es evidente que las revelaciones de Santa Margarita María de Alacoque no añadieron nada nuevo a la Doctrina Católica.
La importancia de estas revelaciones está únicamente en que sirvieron para que, de una forma extraordinaria, Cristo nos llamase la atención para que nos fijásemos en los misterios de su amor. "En su corazón debemos poner todas las esperanzas". Ya que "la Eucaristía, el Sacerdocio y María son dones del Corazón de Jesús" (Pio XII, Encíclica Haurietis Aquas).


Celebración del Corpus Christi

La Parroquia de San Andrés Apóstol con motivo de la celebración del Corpus Christi se revistió de sus mejores galas para recibir el cuerpo de nuestro Señor, vivo y resucitado entre nosotros. Por este motivo, los colaboradores habituales de la parroquia, junto algunos niños que han recibido el cuerpo de Cristo por primera vez este año y sus madres, confeccionaron una alfombra de sal, ornamentaron un altar con la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, así como realizaron la ornamentación del altar mayor de la parroquia. Así se pone de manifiesto la unidad de todos los que desean colaborar con nuestro párroco y diácono. En palabras del Papa Francisco, "una Iglesia de todos y para todos", donde el único centro es Dios.

Nota.- Para una correcta audición del vídeo recomendamos pausar el reproductor de MP3, que se encuentra en la parte superior de la pantalla, durante su visionado.


Corpus Christi

El próximo domingo celebramos el Corpus Christi, qué significa "Cuerpo de Cristo". El Corpus Chisti, la Eucaristía, es la fiesta del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. La finalidad de esta fiesta es proclamar que creemos firmemente que Cristo está realmente presente en la Eucaristía. Tras la Misa, el mismo Cristo recibirá el amor del Pueblo de San Andrés en medio de las calles. El Protagonista de la fiesta es el propio Jesucristo, presente en la Eucaristía. Los co-protagonistas son los bautizados y los hombres de buena voluntad que se acercan a Cristo-Eucaristía para estar a su lado y manifestarle su amor. Adornemos nuestras calles con nuestras mejores galas para recibir a Jesucristo personificado entre nosotros.


Santísima Trinidad. Un solo Dios en tres Personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo

La Iglesia dedica el siguiente domingo después de Pentecostés, es decir, el próximo domingo, a la celebración del día de la Santísima Trinidad.
En el Evangelio Jesús nos revela el misterio más grande que existe, es un dogma de fe, es decir, una verdad que debemos creer, si nos llamamos cristianos. Un misterio es todo aquello que no podemos entender con la razón. Es algo que sólo podemos comprender cuando Dios nos lo revela. El misterio de la Santísima Trinidad -Un sólo Dios en tres Personas distintas-,es el misterio central de la fe y de la vida cristiana, pues es el misterio de Dios es Sí mismo.
Aunque es un dogma difícil de entender, fue el primero que entendieron los Apóstoles. Después de la Resurrección, comprendieron que Jesús era el Salvador enviado por el Padre. Y, cuando experimentaron la acción del Espíritu Santo dentro de sus corazones en Pentecostés, comprendieron que el único Dios era Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Los católicos creemos que la Trinidad es Una. No creemos en tres dioses, sino en sólo Dios en tres Personas distintas. No es que Dios esté dividido en tres, pues cada una de las tres Personas es enteramente Dios. Padre, Hijo y Espíritu Santo tienen la misma naturaleza, la misma divinidad, la misma eternidad, el mismo poder, la misma perfección; son un sólo Dios. Además sabemos que cada una de las Personas de la Santísima Trinidad está totalmente contenida en las otras dos, pues hay una comunión perfecta entre ellas.
Con todo, las personas de la Santísima Trinidad son distintas entre si, dada la diversidad de su misión: Dios Hijo, por quien son todas las cosas, es enviado por Dios Padre, es nuestro Salvador. Dios Espíritu Santo, en quien son todas las cosas, es el enviado por el Padre y por el Hijo, es nuestro Santificador.
Los vemos claramente en la Creación, en la Encarnación y en Pentecostés. En la Creación, Dios Padre está como principio de todo lo que existe. En la Encarnación, Dios se encarna, por amor a nosotros, en Jesús, para liberarnos del pecado y llevarnos a la vida eterna. En Pentecostés, el Padre y el Hijo se hacen presentes en la vida del hombre en la Persona del Espíritu Santo, cuya misión es santificarnos, iluminándolos y ayundándonos con sus dones a alcanzar la vida eterna.
Algunas personas argumentan que no es verdad porque no podemos entender el misterio de la Santísima Trinidad a través de la razón. Esto es cierto, podemos entender con la sola razón, necesitamos de la fe ya que se trata de un misterio. Es un misterio hermoso en el que Dios nos envía a su Hijo para salvarnos. No se trata de que queramos entender el Misterio de la Santísima Trinidad, esto es imposible. Jesús nos reveló ese Misterio para mostrarnos el modelo de lo que deben ser las relaciones humanas de los cristianos. La Iglesia Universal nos invita a "glorificar a la Santísima Trinidad", como manifestación de la celebración de Jubileo. No hay mejor forma de hacerlo que revisando las relaciones con nuestros hermanos, para mejorarlas y así vivir la unidad querida por Jesús, "que todos sean uno".


Pentecostés

El próximo domingo celebramos Pentecostés. La palabra Pentecostés viene del griego y significa el día quincuagésimo, es decir el 50. En él se cumplen 50 días después de la Pascua es decir después del Domingo de Resurrección. Se celebra el descenso del Espíritu Santo y el inicio de las actividades de la Iglesia. Por ello también se le conoce como la celebración del Espíritu Santo. Así pues en el domingo de Pentecostés se pone término al tiempo pascual. La fiesta de Pentecostés es uno de los domingos más importantes del año, después de la Pascua. En el Antiguo Testamento era la fiesta de la cosecha y, posteriormente, los israelitas, la unieron a la Alianza en el Monte Sinaí, cincuenta días después de la salida de Egipto.
Aunque durante mucho tiempo, debido a su importancia, esta fiesta fue llamada por el pueblo segunda Pascua, la liturgia actual de la Iglesia, si bien la mantiene como máxima solemnidad después de la festividad de Pascua, no pretende hacer un paralelo entre ambas, muy por el contrario, busca formar una unidad en donde se destaque Pentecostés como la conclusión de la cincuentena pascual. Vale decir como una fiesta de plenitud y no de inicio. Por lo tanto no podemos desvincularla de la Madre de todas las fiestas que es la Pascua.
En este sentido, Pentecostés, no es una fiesta autónoma y no puede quedar sólo como la fiesta en honor al Espíritu Santo. Aunque lamentablemente, hoy en día, son muchísimos los fieles que aún tienen esta visión parcial, lo que lleva a empobrecer su contenido.
Hay que insistir que, la fiesta de Pentecostés, es el segundo domingo más importante del año litúrgico en donde los cristianos tenemos la oportunidad de vivir intensamente la relación existente entre la Resurrección de Cristo, su Ascensión y la venida del Espíritu Santo.
Es bueno tener presente, entonces, que todo el tiempo de Pascua es, también, tiempo del Espíritu Santo. Espíritu que es fruto de la Pascua, que estuvo en el nacimiento de la Iglesia y que, además, siempre estará presente entre nosotros, inspirando nuestra vida, renovando nuestro interior e impulsándonos a ser testigos en medio de la realidad que nos corresponde vivir.
Invoquemos al Espíritu Santo para que nos regale sus luces y su fuerza y, sobre todo, nos haga fieles testigos de Jesucristo, nuestro Señor.