Hoy es el último día del año. Un día en el que se entremezclan mil sentimientos: recuerdos de personas queridas, acontecimientos celebrados, fracasos que no esperábamos, dudas, interrogantes, adversidades... Dos palabras hemos de colocar con urgencia en nuestros labios y en nuestro corazón. La primera, gracias. Gracias por los dones recibidos. La segunda, perdón. Perdón por lo que no hicimos o por lo que hicimos mal. Pongamos el balance en las manos del Señor: con paz, con sosiego.
Señor, que te conozcamos cada día un poquito más y que te demos a conocer a los demás: no con grandes discursos sino con hermosos gestos de amor, que conllevan siempre la acogida, la comprensión, la escucha y la esperanza.
¡Feliz Año Nuevo!
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